Encounter of the Elders

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¿Qué es Predio Putumayo?

Predio Putumayo es el resguardo indígena más grande de Colombia, con un territorio de casi 6 millones de hectáreas de bosque Amazónico.  En este resguardo habitan varias naciones indígenas, que hablan diferentes lenguas como los Uitoto (Murui), Mirañas, Boras, Andoques, Ocainas, Muinanes, Nonuyas, además de estos también se encuentran poblaciones pertenecientes a los grupos étnicos Carijona, Yucuna, Cabiyarí, Inga, Siona y Letuama.Predio Putumayo fue restituido a los indígenas en 1988 por el entonces presidente Virgilio Barco, como el resultado de un largo proceso de lucha iniciado por los mayores tradicionales con el apoyo de la división de asuntos indígenas del gobierno colombiano. Este territorio se recuperó como parte del proceso de reparación por la masacre ocurrida entre 1900 y 1930, ligada a la extracción del caucho vegetal, que vivieron estas naciones indígenas, en manos de la empresa cauchera liderada por Julio César Arana llamada “La Casa Arana”. Durante este período conocido como la “Cauchería”, se estima que fueron esclavizados, torturados y masacrados entre 60 y 80 mil indígenas de diferentes grupos étnicos de la región.  Este genocidio es uno de los capítulos más tristes y desconocidos de la historia del país. Todos los mayores indígenas de este territorio vivieron la “Cauchería” de diferentes maneras, y son la memoria viva de este genocidio y de la reconstrucción cultural que vino después.Además del gran valor histórico y cultural de este resguardo, Predio Putumayo es un Territorio de gran importancia para la conservación de la selva Amazónica.  Es un territorio estratégico en la lucha contra el calentamiento global, pues sus casi 6 millones hectáreas de bosque son de vital importancia para regular la temperatura del planeta.

¿Cuáles son las Amenazas que existen para la conservación de este territorio?

Actualmente, las principales amenazas para la conservación de este lugar y de los pueblos originarios que lo habitan son la minería legal e ilegal, la tala de árboles, la deforestación para la ganadería y la agricultura extensiva, las plantaciones de coca para hacer cocaína, la colonización y en general las economías extractivas.

Pero también desde el interior de las comunidades se vive un proceso de aculturación debido a las pocas alternativas económicas y la ausencia de un modelo de educación acorde con los valores propios. Esto ha llevado a que los jóvenes se alejen de la cultura indígena, seducidos por el modo de vida de la sociedad occidental globalizada.

Para los mayores tradicionales esta es la gran amenaza y al mismo tiempo el reto que enfrentan hoy. ¿Cómo acercar a las nuevas generaciones a la tradición? ¿Cómo mantener la trasmisión de la cultura y del conocimiento en medio del ruido del mundo en que vivimos? ¿Cómo pueden cohabitar el mundo occidental y la tradición indígena?

Hoy vemos desaparecer rápidamente la última generación de mayores que crecieron en la cultura tradicional, y con ellos maneras de vivir y de relacionarse con el mundo natural, milenarias y de gran valor para la humanidad.

Esta problemática de “aculturación” que viven los jóvenes indígenas de Predio Putumayo no sólo está presente allí y los afecta a ellos, sino que es uno de los grandes conflictos de la sociedad occidental ya hoy en día globalizada, pues poco a poco ésta va absorbiendo toda cultura y modo de vida que no se acomode a sus reglas. Estamos hablando aquí, por lo tanto, de algo que nos incumbe a todos los que habitamos este territorio que anteriormente fue indígena; estamos hablando de un olvido generalizado hacia gran parte de lo que también son nuestras tradiciones.

No solo en los jóvenes se ha visto un olvido de las tradiciones, sino también en muchos adultos e incluso en algunos mayores, pues por el dinero se ha perdido el sentido de las tradiciones: ahora todo el que tenga dinero puede montar una maloka u organizar una danza ritual. En palabras del mayor Reynaldo Giagrekudo, “los ancianos lloran y el espíritu de la tierra reclama”; reclama precisamente esto, que se ha perdido la esencia y la identidad de las tradiciones en el resguardo.

El Encuentro de los mayores

En vista de la importancia histórica y ambiental de este territorio nos vemos sumidos en un momento crítico y coyuntural, tanto para todos los indígenas habitantes de Predio Putumayo, como para el resto del país.

Por estas razones los mayores tradicionales fundadores de Predio Putumayo quieren reunirse y hacer una ceremonia tradicional, en el marco de los 30 años de la creación de este resguardo, que busca rememorar el origen y la lucha que llevó a la conformación de Predio Putumayo, y así ordenar espiritualmente el territorio y las relaciones con las nuevas generaciones.

El llamado de los mayores es a recordar la esencia, y las motivaciones que los llevaron a pelear por recuperar este territorio, y con este ejercicio de memoria fortalecer la identidad, las tradiciones, las relaciones entre generaciones y desde ahí mirar hacia el futuro.

Los mayores fundadores del resguardo Predio Putumayo quieren sentarse durante 5 días a mambear sus visiones sobre el pasado y el futuro del resguardo, y desde ahí contarlo a las nuevas generaciones y al mundo.

La última reunión de estas importantes autoridades espirituales amazónicas sucedió en 1998. Este tipo de reuniones entre mayores de diferentes grupos étnicos son convocadas en casos de extrema necesidad. Y para los abuelos en el territorio, en este momento el encuentro es más importante que nunca.

Para esto proponen reunir a los casi 60 mayores fundadores del resguardo en el corregimiento de La Chorrera entre los días 21 y 25 de septiembre de 2018 para hacer un gran mambeadero de autoridades tradicionales. Cada día se sentarán en una maloka diferente, pasando por los cuatro puntos espirituales más importantes de La Chorrera y culminando en una gran danza ritual de “Yadiko”, un tronco de 15 mts que se convierte en instrumento tradicional de percusión y que revive con la danza la anaconda de la unidad, el origen mítico de estos pueblos.

Nuestro llamado y labor en todo esto es, por un lado, difundir el mensaje, que todos los colombianos entendamos la importancia de este territorio y de la lucha que hasta el día de hoy mantienen los abuelos que lo habitan, que nos sintamos parte y co-responsables de mantener estas 6 millones de hectáreas de selva virgen intacta, respetando y ayudando a los que han sabido cuidarla. Y por el otro, encontrar aliados que apoyen de forma económica, laboral y espiritual esta reunión, de gran importancia para la conservación de la cultura tradicional indígena a nivel mundial, y el ordenamiento espiritual de un macro territorio clave en la conservación de la Amazonía.

Fotos: Carlos Candil, Richard Decaillet